Todos sabemos que el ejercicio es bueno para la salud en general y nos ayuda a mantener nuestra salud mucho más tiempo. Lo que muchos no saben es que el ejercicio aeróbico es un tipo de ejercicio capaz de levantar el estado de ánimo, mejorar la memoria y a la vez proteger el cerebro del deterioro cognitivo y de la demencia, producidos en la edad avanzada.
El ejercicio aeróbico, el Parkinson y el Alzheimer
La práctica del ejercicio aeróbico de manera continuada puede ayudar a ralentizar el avance de la enfermedad del Parkinson y el aumento de sus síntomas como la rigidez muscular, la lentitud de los movimientos, los trastornos de postura, la pérdida de equilibrio y los problemas de coordinación.
Con las actividades aeróbicas para adultos mayores conseguiremos reducir el riesgo de caídas del paciente. Además, conseguiremos que este pueda levantarse de la silla o de la cama por sí solo, pueda ir al baño sin pedir ayuda y, así, conservar la autonomía de la persona el mayor tiempo posible. Lo mismo pasa con los pacientes con Alzheimer.
¿Qué se considera ejercicio aeróbico?
El ejercicio aeróbico significa el tipo de actividad que te aumente la temperatura corporal, te haga sudar y te canse. Claros ejemplos serían caminar rápido, ejercicios de equilibrio, estiramientos, levantar pesas, subir escaleras o usar una máquina elíptica.
El principal beneficio del ejercicio aeróbico es que ayuda a mantener las conexiones del cerebro y a protegerlo de las enfermedades neurodegenerativas. Otros beneficios que comporta son la mejora del estado de ánimo y la reducción de los niveles de estrés. Algunos de estos beneficios pueden producirse a los pocos minutos de realizar el ejercicio o en varias semanas de irlo practicando.
Pero, ¿por qué el ejercicio aeróbico produce este tipo de beneficios?
En gran parte, esto es debido a que el ejercicio aeróbico libera unas proteínas que protegen el cerebro, éstas reciben el nombre de factores tróficos. También influye el aumento del flujo sanguíneo.
El ejercicio aeróbico continuado ayuda a retardar el proceso de la enfermedad del Parkinson y del Alzheimer.
Recomendaciones para empezar con el ejercicio aeróbico
El ejercicio aeróbico debe realizarse de forma regular y constante. El paciente debe trabajar duro en el ejercicio aeróbico y tener un compromiso permanente, así notará los beneficios, sin posibilidad de que desaparezcan.
Para empezar, hablaremos con nuestro médico para definir la forma de trabajo y el programa de ejercicios. Podemos realizar una prueba de esfuerzo para descartar posibles dolencias cardíacas.
El segundo paso es establecer una meta de 45 minutos – 1 hora de actividad intensiva, cuatro veces a la semana. No vayamos a hacerlo de golpe, debemos empezar lentamente. La primera sesión será de 15 minutos, la segunda intentaremos subir a 30 y seguiremos aumentando progresivamente. No hagas un sobreesfuerzo, deja que el cuerpo se acostumbre.
No existe ningún programa que se adapte a todas las personas por igual. Si no te gusta la máquina de elípticas, intenta subir escaleras o usar la bicicleta estática. Haz lo que te guste o te entretenga, así aumentarás tu estado de ánimo. No te preocupes, todas las opciones de ejercicio aeróbico son válidas, no existe una única fórmula.
Para que el esfuerzo y el programa de ejercicios aeróbicos resulte eficaz, es preciso colaborar con el médico. Una vez se haya conseguido ralentizar el proceso de la enfermedad deberemos regular la medicación de los fármacos. De esta forma, habremos mejorado la calidad de vida del paciente.
Los cuidadores y cuidadoras que colaboran con Cuideo incentivan la vida activa de las personas mayores e intentan conservar la autonomía del paciente, a medida de lo posible.