Debido al calor, la rutina de cuidado del cuerpo varía un poco del resto del año. Sudamos más y estamos expuestos a altas temperaturas, por lo que nuestro día a día cambia. Además, llevamos unos zapatos distintos, lo cual también tiene un impacto en nuestros pies. Por eso, es importante tener en mente cómo cuidar los pies en verano en casa para evitar problemas.
Para responder correctamente a esta pregunta, Sergio Hernández, podólogo colaborador de Cuideo, nos ha proporcionado una pequeña guía para la salud de nuestros pies en verano. A continuación os compartimos algunos consejos saludables para cuidarlos al máximo y así evitar posibles molestias o daños.
Cómo cuidar los pies en verano
1. Hidratar los pies cada día
La hidratación del pie es fundamental para evitar futuras complicaciones como sequedad, grietas o callos. Hay que tener en cuenta que la piel de la planta es más espesa, pues está sometida al peso de cada persona. Además, va deshidratándose con el paso de los años. Por eso, es fundamental no olvidar hidratar los pies a las personas mayores.
Este hábito es muy recomendable cogerlo, ya que no solo sirve para el verano. Durante todo el año es un gran método para cuidar pies secos y agrietados.
2. Usar calzado adecuado para la actividad y transpirable
Los pies sufren más en verano debido a las altas temperaturas, aumentando la sudoración. Elegir un calzado adecuado para cuidarlos puede ser optar por una suela con cierto grosor para amortiguar y reducir impactos al caminar y sobre todo que sea transpirable. También es recomendable que la parte del talón esté más elevada que el resto del pie, pero que no supere los 5 cm en el caso del tacón y los 8-10 en el drop. El drop es la diferencia que hay entre la altura del talón y de la parte delantera del pie.
El zapato debe sujetar bien el pie, dejando movilidad suficiente para andar cómodamente, pero sin que se tenga que hacer un esfuerzo para no perder el calzado. Las sandalias es mejor que tengan un punto en el que se sujeten con una hebilla o velcro. Las chanclas no son recomendables en personas mayores porque pueden soltarse y tropezar; sin embargo, si se va a la playa o a la piscina, debemos usar unas que se sujeten bien al pie.
En cuanto a los zapatos cerrados, mejor que sean con una tela fresca y transpirable y que se aten con cordones o velcro. Ambas opciones son buenas, por lo que para la elección prima la comodidad y capacidad de ser autosuficiente de la persona mayor. Los colores claros siempre protegen más de las altas temperaturas, por lo que este consejo que se suele aplicar a la ropa, también es interesante para los pies.
En todos los casos, el podólogo recomienda que sean zapatos flexibles, amortiguados y que no pesen, además de que sean de tejidos naturales si es posible.
3. Usar calcetines transpirantes
En cuanto a calcetines, los calcetines de algodón 100% son los más recomendados, ya que este es el material más ligero y cómodo independientemente del clima. Debemos tener presente que los calcetines son una capa más que tiene el pie y que, por ende, dificulta que respire. Por eso es tan importante elegir unos de calidad.
4. Protegerse frente a la exposición al sol
Tal y como sucede con la hidratación, el pie es el gran olvidado. Como sucede con la piel de nuestro cuerpo, el pie puede quemarse causando incomodidades como molestias y/o escozor al querer portar calzado cerrado.
Cabe destacar a las personas diabéticas, ya que es más difícil curar heridas en quienes padecen diabetes, por lo que hay que tener especial cuidado y no poner en riesgo la salud del pie.
5. Pasear por la playa
Pasear por playas de arena es un hábito muy saludable para los pies y el cuerpo en general, ya que andar por una superficie blanda fortalece los músculos, articulaciones y tendones del pie. Además, el masaje que hace la arena a los pies mejora la circulación venosa y linfática.
La recomendación es hacer el paseo en doble sentido para compensar el esfuerzo al andar en un suelo desnivelado. En caso de no hacerlo, se sobrecarga una zona del pie.
6. Secar bien tus pies
En verano los pies están más en remojo. Por eso, es primordial que tanto al salir de la ducha como de la playa o la piscina, se sequen bien los pies. De lo contrario, pueden aparecer hongos o bacterias. ¿Cómo secarlos bien? Debemos prestar especial atención entre los dedos y en el pliegue que hay en la unión de los dedos con la planta del pie.
7. Preferiblemente no pintarse las uñas
Los esmaltes son productos que debilitan mucho las uñas. Las personas mayores suelen tener problemas en estas, por lo que es mejor mantenerlas lo más sanas posibles. Cabe destacar que en caso de tener un hongo en las uñas, el pintauñas empeora la situación. Aun así, si se decide pintarlas ocasionalmente, debería evitarse el uso de esmaltes permanentes, ya que son más agresivos.
8. Acudir a una revisión de con un podólogo profesional
Muchas veces, el hecho de tener el pie cubierto durante todo el año y el uso de un calzado inadecuado provoca problemas como uñas encarnadas, durezas o dolores en los pies. Por eso, en verano y durante todo el año debemos ir al podólogo para prevenir dichos problemas y tratarlos si ya han aparecido.
Las personas mayores son propensas a estas condiciones por sus hábitos sedentarios y porque sus pies han andado y aguantado mucho peso durante toda la vida. Así pues, es muy recomendable que una persona mayor acuda frecuentemente al podólogo para hacer revisiones y se cuide la piel tanto de los pies como del resto del cuerpo.