Con la edad, el cuerpo empieza a envejecer y a dejar notar los años vividos. Esto no solo pasa con los órganos, con el cerebro o con la piel. También pasa con los pies. Por eso la importancia de la podología para personas mayores: ayuda a aliviar los pies que tanto peso llevan durante años y a prevenir hiperqueratosis (callos o también conocidos como durezas) y onicocriptosis (uñeros), entre otros.
Para poder informaros correctamente, hemos hablado con un podólogo y fisioterapeuta con experiencia con personas de la tercera edad. Sergio Hernández da servicio tanto en su consulta como en el domicilio de sus pacientes.
Cabe destacar que cuanto más larga es la esperanza de vida, es normal que aparezcan más enfermedades. Entre ellas, están las de los pies. Los pies aguantan nuestro peso y nos permiten andar durante toda nuestra vida. Eso son muchos impactos y usos, los cuales es totalmente normal que tengan consecuencia, como hincharse los tobillos o formarse callos. Pero, paradójicamente, su uso también es su mejor baza, como comentaremos más adelante.
Qué es la podología
Antes de nada, tenemos que aclarar la definición de podología. La podología es una parte de la medicina que se centra en la fisiología y las enfermedades de los pies. Una pregunta muy frecuente es si un podólogo y un callista es lo mismo. Hace años, se conocía al podólogo como callista, pero esta afirmación implica que solo tratan callos. En realidad no es así, un podólogo se encarga de todo lo relacionado con los pies, por lo que llamarlos callistas es incorrecto. De hecho, un podólogo puede incluso diagnosticar y operar.
Un podólogo es más completo que un callista. Un callista se dedica a las quiropodias y estudios de biomecánica con plantillas. En cambio, un podólogo hace esas tareas además de infiltraciones, diagnosticar e incluso operar. En definitiva, este último también engloba la parte más médica de los pies.
Por qué es importante la podología en personas mayores
Para estar saludable, hay que atender todas las partes del cuerpo, tanto físicas como mentales, según el estilo de vida y las enfermedades de cada persona. La edad también es un factor determinante en estas decisiones. Y por eso es importante cuidar los pies.
“Los pies cargan el cuerpo durante toda la vida. Cada paso es un desgaste que puede convertirse en artrosis, anomalías unguelares o uñas mal formadas, hiperqueratosis (callos)… Estas condiciones causan molestias hasta al vestirse en algunos casos (ponerse un calcetín, por ejemplo)” destaca Hernández, que se encuentra con situaciones así a diario.
Muchas veces no somos conscientes de las funciones y competencias de la podología y no se tratan bien las patologías de los pies. También sucede mucho que no se conocen las competencias de un podólogo, qué es lo que hacen. Sergio Hernández, podólogo, considera que no hay concienciación sobre este tema. Por eso, es importante tener claro cuándo hay que acudir a un podólogo.
Cuándo ir al podólogo
¿Cómo podemos saber si necesitamos tratamiento de un podólogo? Normalmente, no solemos ir al médico si no nos encontramos mal. Pero la podología debería ser una de las excepciones. No hay que esperar a perder calidad de vida para asistir a consultas.
Una vez ya hay dolor en los pies de las personas mayores, es difícil quitarlo. Por eso, es importante prevenirlo con sesiones y un buen estilo de vida. Si ya ha aparecido el dolor, se debe tratarlo lo antes posible. Cuanto más temprano se haga, más probabilidades hay de quitarlo del todo.
Sin embargo, si ya ha aparecido alguna condición, se debe asistir para poder tratarla para que la persona mayor recupere su bienestar. Si sale un callo o alguna patología en el pie se debe acudir al podólogo. En casa no es recomendable porque se pueden hacer daño. Como predica Hernández, “cualquier cosa hinchada del pie para abajo y hay molestia, hay patología”.
Las patologías en los pies más comunes en personas mayores son el pie diabético, las uñas encarnadas y engrosadas, los callos (queratosis), juanetes (por el tipo de calzado que han llevado, patologías u otros factores), heloma u ojo de gallo por un roce continuo o una zona de máxima presión. Queremos entrar en más profundidad en algunas de ellas, las cuales requieren ser tratadas por especialistas.
Pie diabético en personas mayores
Una de las enfermedades de la tercera edad más comunes es la diabetes. Esta provoca limitaciones en varios aspectos, entre ellos a nivel de podología. Por ejemplo, una persona cuidadora no debe cortar las uñas a una persona mayor diabética, ya que ante cualquier complicación mínima, se puede magnificar y pasar rápidamente a ser grave.
Si cortas las uñas y tienes la mala suerte de dejarla mal o hacer un corte, los podólogos tenemos medicamentos para cualquier tipo de incidente y curas, como asegura Hernández. Estadísticamente no es muy común que suceda, pero hay infecciones que pueden llegar al hueso y requerir amputarle el pie. Para prevenir estas situaciones, quien debe cortarles las uñas son los podólogos. “El problema es que las personas con diabetes pierden la sensibilidad nerviosa, no cicatriza bien y se infectan más fácilmente”, remarca el podólogo.
Uñas encarnadas en el pie de personas mayores
Las causas de una uña encarnada son infinitas, pero normalmente sucede por el uso de zapatos que no se ajustan correctamente al pie, por un impacto o por un mal corte y mantenimiento de uñas. Esto es frecuente en personas mayores debido a no ir al podólogo o al uso incorrecto de zapatos a lo largo de su vida. Esta afección puede causar una herida en el dedo e infectarse.
¿Qué hacer si se tiene uñas encarnadas? Curar un uñero o onicocriptosis no es fácil, debe hacerlo un podólogo para asegurar su cura y reducir enormemente las complicaciones. El tratamiento de las uñas encarnadas se basa en separar la uña de la carne para que esta crezca correctamente; dicho de otra forma, se elimina la espícula de la uña que se clava. Esto se puede hacer mediante ortonixias (poner unos alambres en la uña para corregir su curvatura), eliminar la espícula y cirugías ungueales, entre otras cosas.
Una de las maneras de curar un uñero mencionadas es la cirugía ungueal. Consiste en cortar la parte de la uña deformada e incluso parte del tejido de la carne si este problema es recurrente. Esto hace que esa parte de la uña no vuelva a crecer y elimina la uña encarnada de raíz.
Juanetes en personas mayores
Un juanete es la deformidad de una articulación del pie, normalmente hacia fuera, que causa que los zapatos nos aprieten y rocen. Para prevenirlos, debemos llevar un zapato adecuado, que no sea muy estrecho y que permita la movilidad de pie, evitar tacones y dejar descansar los pies a lo largo del día sentándose.
Para tratar los juanetes, es imprescindible que un podólogo estudie el caso. Puede ser que con una férula se corrija la deformación si el juanete es pequeño. En los casos más graves puede que se requiera cirugía. Los juanetes son muy dolorosos y bastante típicos en las personas mayores, por lo que es importante tratarlos para poder tener una buena calidad de vida. Si no se hace, el dolor llevará al sedentarismo, el cual tiene muchas consecuencias negativas.
Callos o durezas en el pie de las personas mayores
Los callos o las durezas son comunes en todas las personas, por lo que en la vejez también aparecen. Son debidas al uso de zapatos inadecuados (tacones, estrechos en la punta…), por no llevar calcetines o llevarlos mal puestos y por nuestra manera de andar. Nadie anda correctamente, cada persona tiene su propio caminar. Y estas formas de andar se llaman biomecánica.
¿Qué es la biomecánica? La forma de moverse de las personas. Cómo tú eres consciente de cómo te mueves, cómo caminas, si lo haces de manera normalizada. Básicamente es estudiar la forma de cómo se mueve una persona y cómo poder corregirla para mejorar y ganar movilidad.
Para corregir los movimientos que hacemos al andar y que provocan callos y durezas, los podólogos estudian nuestra biomecánica. Este es uno de los tratamientos más efectivos a largo plazo de este tipo de durezas. Otro tratamiento que se realiza es la quiropodia, la cual se centra en deslaminar la piel donde se han acumulado las células muertas que provocan las durezas.
Cómo elegir un podólogo para personas mayores
La podología abarca todo el abanico de enfermedades del pie. Esto significa que todos los podólogos tienen conocimientos básicos de todas ellas y están especializados en una o varias. Esta formación es importante tenerla en cuenta si se tienen necesidades muy específicas y complicadas. Aun así, os damos una pequeña guía:
- Cuándo ir a un podólogo generalista:
- Para prevención: cualquier podólogo puede hacer sesiones de prevención en personas mayores.
- Callos, durezas, uñas encarnadas y condiciones habituales de este tipo.
- Artrosis y sedentarismo.
- Para cortar uñas.
- Cuándo ir a un podólogo especialista:
- Cuando se requiere una intervención quirúrgica.
- Cuando se infecta una herida en el pie y la persona mayor tiene diabetes.
- Cuando una persona con diabetes tiene alguna complicación en los pies.
Por tanto, no hay una pauta completa para saber qué podólogo necesitas. Es importante analizar la razón por la que se quiere ir al podólogo y saber los conocimientos de la persona profesional. En este caso, la formación tiene más peso que la edad, ya que es un campo en constante evolución y muy fragmentado en especializaciones.
Consejos para tener pies con buena salud
Muchas veces tendemos pensar que mantenernos en un buen estado de salud requiere mucho tiempo. Pero no suele ser así. Para vivir una larga vida se deben adquirir ciertos hábitos, y entre ellos hay dos muy importantes para el bienestar de los pies que el podólogo Sergio Hernández destaca:
- Hidratación. La piel del pie se seca con la edad, lo cual lo hace más susceptible a durezas y callos. Con una correcta hidratación y evitando la deshidratación en mayores, la salud del pie mejora.
- Moverse. Para un óptimo estado de salud, debemos mantener la musculatura de todo el cuerpo lo más correcta posible. Cuanto más nos movemos, más retrasamos el atrofiamiento, del cual cuesta mucho recuperarse durante la vejez.
Como vemos, no es complicado llegar a la vejez con una salud de los pies medianamente buena, siempre teniendo presente que el efecto del paso de los años es imborrable y totalmente natural.