Memoria emocional: una conexión con las personas con demencia

Memoria emocional demencia

Ninguna enfermedad es fácil ni para quien la sufre ni para su familia. Y ni el Alzheimer ni la demencia son una excepción. Estas dos patologías se caracterizan por la pérdida de memoria progresiva. Pero es más complejo que eso al existir varios tipos de memoria, como la sensorial, la de a corto plazo, la de a largo plazo y la memoria emocional. Esta última es una de las que se tarda más en perder en enfermedades que implican demencia.

Estos días han estado llenos de emociones: Navidad, fin de año… y ahora los Reyes Magos. Son fechas que nos despiertan muchos recuerdos y sentimientos. Estas emociones que vivimos siempre nos acompañan y las personas con demencia tardan en olvidarlas.

Memoria emocional: qué es

Cerebro memoria emocional

La memoria emocional, como su nombre indica, está relacionada con las emociones. Nuestro cerebro almacena nuestra reacción ante un estímulo en la amígdala, que es el centro emocional del cerebro y que actúa con el hipocampo, también responsable de parte de la memoria. Por lo que cada vez que nos encontramos en una situación parecida a una ya vivida o la recordamos, nos invaden unos sentimientos en concreto, incluidas las respuestas fisiológicas (sonreír, nerviosismo, tensión, ganas de llorar, activación cardíaca…).

Esta memoria funciona tanto para las cosas positivas como negativas y tanto para las personas como las situaciones. Además, tiene un gran impacto en la identidad humana.

Es por eso que cuando llegan los Reyes Magos nos emociona ver la ilusión en los niños y nos acordamos de nuestra infancia. Las personas con demencia puede que no se acuerden de lo que les trajo Gaspar cuando tenían 6 años o el regalo que siempre pedían y nunca llegaba, pero seguramente sí recuerden la emoción de la llegada de Sus Majestades y les emociona abrir regalos.

La memoria y las emociones están íntimamente relacionadas. De hecho, los recuerdos están formados por emociones, así que esas vivencias que más nos hagan sentir son las que perdurarán más en nuestra memoria y, consecuentemente, las que tendrán mayor peso en la construcción de nuestra personalidad.

Memoria a corto plazo vs memoria a largo plazo

La pérdida de memoria a corto plazo es uno de los primeros síntomas de demencia y Alzheimer. Cabe destacar, sin embargo, que tener lapsus de memoria reciente no implica tener una de dichas enfermedades; hay muchas situaciones que pueden causarlo, como estrés, depresión crónica o Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).

La memoria a corto plazo es aquella relacionada con los recuerdos recientes, ya sean de hace unos minutos o unas horas, como un número de teléfono que acaban de dictarte o tu última comida. En cambio, la memoria a largo plazo es aquella relacionada con recuerdos de hace más tiempo; tiene mayor capacidad, por lo que es más fácil recordar más cosas del pasado durante mayor tiempo que del presente, como la manera en la que solías celebrar la noche de Reyes cuando eras pequeño/a.

La música, la memoria emocional y el Alzheimer

La música es uno de los grandes consuelos para las personas con Alzheimer u otro tipo de demencia, ya que según un estudio del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas en Leipzig, la región del cerebro en la que almacenamos los recuerdos musicales casi no se ve afectada por estas enfermedades. Al haber menos pérdida de neuronas, es un punto de conexión con la vida de la persona.

Si le mostramos un vídeo de una cabalgata de Reyes a una persona con una de dichas patologías, su cuerpo se llenará de emociones positivas: sentirá la emoción de los niños y niñas y puede que recuerde la canción que estará sonando por los altavoces.

Ya vienen los Reyes Magos.

Ya vienen los Reyes Magos

al nidito de Belén.

La música tiene más beneficios en personas con demencia, como disminuir el estrés y la agitación y mejora el estado de ánimo. Esto sucede por la conexión que crea con las emociones.

Una persona con demencia, Cuerpos de Lewy o Alzheimer se olvida progresivamente de sus recuerdos vitales, pero siempre hay cosas que permanecen allí. Buscarlas es positivo tanto para la propia persona como para la familia. Las emociones, la música… Estos forman parte de nuestra esencia. Cuando estamos en calma, nuestro cerebro funciona mejor. Si elegimos uno de estos momentos para sacar de nuevo a la luz la esencia de nuestro ser querido, crearemos una burbuja de bienestar.

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